Stefanie Russell, una británica de 76 años, se ha visto obligada a gastar 5.000€ en medidas que bloqueen las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil y el WiFi que llegan a su casa. Los continuos dolores de cabeza y vómitos, son causados por la señal de la reciente incorporación de la tecnología 4G y el WiFi que recibia en su casa procedente de sus vecinos y el entorno.
Son muchos los estudios que se han realizado en la ultima década, acerca de los daños que pueden causar las longitudes de onda utilizadas por las señales de telefonía móvil y WiFi, en especial las correspondientes a las redes GSM de baja frecuencia. Ademas hay que recordar que la organización mundial de la salud; la incluyo en la categoría de posibles cancerígenos.
Y en lo emitido por la organización mundial de la salud, yo si creo ciegamente, puesto que si se tratara de otra mentira con negocio; como lo fue la gripe A, ya le habría dado mas difusión a los daños que causan a la salud las radiaciones electromagnéticas.
En esto es bien conocido que existen intereses de empresas muy potentes, para que no se legisle en contra, por eso cada quien debe buscar alternativas, para curar sus dolencias, como es el caso de Stefanie.
Esta residente de Steyning – Reino unido, ha tenido la necesidad de aislarse de las ondas electromagnéticas que ocupan las frecuencias utilizadas para la telefonía móvil y red WiFi, por que le originaban fuertes dolores de cabeza y vómitos ya que es una persona sensible a las ondas electromagnéticas, hasta tal punto; que no puede montar en un autobús ya que generalmente se concentran gran cantidad de personas que usan sus teléfonos móviles. por estos motivos Stefanie prescinde del teléfono móvil y el ordenador ya que son grandes fuentes generadoras de electromagnetismo perjudicial para su salud.
Para acabar de una ves por todas con sus males, Stefanie ha querido “blindar” su vivienda del espectro electromagnético que utilizan las señales de comunicación. Para tal fin ha recurrido a una empresa que se dedica a esta labor y que ha pintado la fachada de su casa y las paredes del interior de la vivienda, con una pintura de propiedades específicas y que tiene un costo de 35 euros el litro. En realidad han sido necesarias hasta cuatro capas para que la superficie resultante a base de óxido de hierro y aluminio sea efectiva. Por si fuera poco, Stefanie Russell cuenta con un dispositivo capaz de leer el nivel de emisiones electromagneticas a su alrededor, de modo que controla en todo momento cuando está altamente expuesta. Todo este paquete de medidas le ha costado 4.000 libras, pero lo bueno de esta historia es que Stefanie indica que todo esto le ha servido para sentirse mejor y aliviarse.
Pero la historia de Stefanie no termina ahi; ella ha querido trasladar su miedo a las redes de telecomunicación y a la escuela del lugar, donde exigió que la dirección tome las medidas oportunas, para que la radiación electromagnética no perjudique a los pequeños en edad escolar que asisten al centro educativo.