Viviendo en un mundo tan globalizado como el actual, es normal que las tecnologías avancen a ritmos tan frenéticos y que a causa de esto; los teléfonos inteligentes y demás dispositivos de comunicaciones portátiles, ademas de ofrecer muchas oportunidades, beneficios y desafíos, puedan también llegar a ser adictivos e incluso contraproducentes, tanto para los usuarios particulares como también para las empresas.
Los científicos que actualmente desarrollan investigaciones contra viento y marea, con el fin de participar en la búsqueda de mas pruebas que sigan demostrando la cantidad de afecciones a la salud publica de los usuarios, concluyen que: la tecnología debe ser una herramienta positiva, pero en el presente tiene muchos efectos secundarios para la salud de los usuarios.
La radiación electromagnética producida por las antenas de radio o los teléfonos móviles pueden afectar los procesos biológicos, para ello cada organismo humano puede ser mas o menos vulnerable que otros , pero de manera general todos nos podemos ver afectados si no a corto a mediano o largo plazo.
El estrés tecnológico genera ansiedad, insomnio, dolores de cabeza en los mejores casos y es tan abrumador su crecimiento, que en países como Francia, Suecia, Reino unido la medicina ocupacional y los institutos gubernamentales, trabajan sin descanso para proveer soluciones prontas y eficaces para la salud publica.
Ante la situación de duda o desamparo que tenemos en España, lo mejor es seguir acogiendo el principio básico de la precaución, para con todo tipo de tecnologías inalámbricas, teléfonos móviles, antenas de telefonía, y todo tipo de emisor de radiaciones electromagnéticas.
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