Está a nuestro alrededor, pero no la vemos ni la sentimos. La radiación electromagnética que emiten las tecnologías que usamos a diario no es inocua. Estamos permanentemente expuestos a ella, aunque no seamos del todo consciente de los efectos que pueda causarnos. La radiación electromagnética es invisible, sin embargo también es omnipresente. Cada vez que enciende su horno microondas, se conecta a una red wi-fi o conversa por teléfono móvil, la radiación electromagnética que emanan estos aparatos, esa niebla que siempre lo rodea todo pero que no vemos, no oye, no siente y no es inocua, sino todo lo contrario.
Al igual que la proporción de teléfonos móviles y conexiones wifi, los estudios científicos sobre cuán peligrosos son los efectos del electrosmog (que define a dicha contaminación electromagnética) se multiplican. La radiación electromagnética ha estado entre nosotros durante mucho tiempo, el problema actual radica ahora en su intensidad, ante un entorno cada vez más hiperconectado. Así, el impacto en la salud puede darse a través de efectos en el sistema reproductivo, en la fragmentación del ADN y en la hipersensibilidad electromagnética.
Electropolución y Consecuencias
Un estudio del Centro Nacional para la Información Biotecnológica, en Estados Unidos, advirtió que el efecto de los campos electromagnéticos en aspectos reproductivos: “la muerte de células reproductivas masculinas, el ciclo reproductivo, el desarrollo embrionario temprano y el éxito del embarazo”. Como lo ratifica Gabriel Michhue, coordinador de la Escuela de Ingeniería Electrónica de la UTP, la radiación electromagnética del teléfono móvil, produce la reducción en la movilidad de los espermatozoides.
Asimismo, en función de un reporte que emitió la OMS en el 2014 sobre las ondas electromagnéticas de teléfonos moviles, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer las clasificó como “posiblemente cancerígenas”. Es decir, como señala la BBC, un riesgo que no pudo comprobarse pero tampoco descartarse. Pablo Zumaeta, neurólogo de la Clínica Ricardo Palma, sostiene que estudios indican que la radiación electromagnética puede alterar las células y producir a largo plazo algún tipo de cáncer. “Las células en su interior tienen una molécula llamada ADN, este contiene información que hace que las células se multipliquen a mayor o menor velocidad. Cuando uno está frente a una energía que cambia la estructura del ADN se va a producir, en consecuencia, un cambio en la velocidad de la multiplicación de estas células, que es el cáncer”.
Otra consecuencia estaría en la hipersensibilidad electromagnética (EHS), una condición que ha llegado a ser reconocida por la OMS y que lleva años investigándola. La institución, según BBC, aseguró que los síntomas de la hipersensibilidad electromagnética no son específicos, pero pueden traducirse en problemas dermatológicos y/o síntomas vegetativos, como fatiga, náuseas, migrañas o problemas de concentración.