El Consejo Europeo ha elaborado un informe en el que alerta sobre el uso de teléfonos móviles y las conexiones Wi-Fi y sus efectos perjudiciales para los niños y los bebés. Un comité ha confeccionado una hoja de ruta que incluye la prohibición de este tipo de tecnologías en colegios y escuelas de Europa, entre otras propuestas.
Los datos que han hecho saltar la alarma han sido obtenidos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que asegura que sí existe un riesgo para la salud por la exposición a campos electromagnéticos. El Consejo Europeo ha citado los estudios de esta agencia para justificar sus temores en un informe denominado ‘Los peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos en el entorno’.
El organismo europeo asegura que hay suficientes pruebas de los efectos potencialmente nocivos de los campos electromagnéticos sobre la fauna, la flora y la salud humana. Por este motivo, el Consejo Europeo considera necesario reaccionar y protegerse contra los riesgos ambientales y de salud.
Entre las medidas propuestas está la prohibición del uso de teléfonos móviles y redes Wi-Fi en escuelas infantiles y colegios. El Consejo considera esta medida un acto de prevención y protección para los más pequeños.
Además de la prohibición de estas tecnologías en los colegios, se ha recomendado que se fijen nuevos límites en los niveles de exposición a las ondas que emiten los equipos móviles. El Consejo también ha incluido entre sus propuestas un sistema de etiquetado para los dispositivos en los que se alerte sobre la existencia de la emisión electromagnética.
España permite 400 microvatios por centímetro cuadrado. Castilla-La Mancha, 0,1 microvatios; Cataluña, 200. En Nueva Zelanda, el nivel permitido es de 0,01, y en Nueva Gales del Sur, Australia, 0,001. El mejor ejemplo para hacer digeribles estas estadísticas, es como si en Nueva Zelanda se puede ir a 100 kms/hora en autovías y en España a 100.000. Hoy se estipula en las normativas europeas que por encima de 0,1 hay peligro de daño para la salud.
Todo esto es menos entendible aún, si tenemos en cuenta que ninguno de los países que tienen estos limites tan bajos, no tienen problemas de cobertura, lo cual indica que la normativa española no protege en absoluto a los ciudadanos, por que los niveles son muy altos y si quisiéramos saber qué cantidad de radiación estamos recibiendo, sólo lo conseguiríamos interponiendo una denuncia.
Mis concejos para hacerle frente a esta problemática son: Apague el teléfono móvil por las noches, ya que ademas de que podrían interrumpir sus sueños a altas horas de la noche, también esta evitando en sus horas de descanso, las radiaciones emitidas por el móvil. No lo use de alarma y mucho menos lo deje debajo de la almohada.
Apague también el roture wifi de su casa, no será mucho si tenemos en cuenta que podría estar recibiendo también las radiaciones wifi de sus vecinos. En esto no tenga la menor duda ya que es fácil de comprobar: las radiaciones traspasan la materia y testigo de ello es su ordenador portátil el cual en el salón de su casa, puede detectar decenas de redes cercanas a su domicilio para conectarse. Otra ventaja adicional es que también evitará al hacker de turno (si lo tiene cerca), intentando descifrar sus claves WEP, WPA y WPA2.
El ultimo y no menos importante de los concejos; use protecciones para sus dispositivos, podrían suponerle una inversión mínima, si la compara con los gastos que podría acarrearle enfermar de estrés electromagnético y hablo solo de esta esta enfermedad, para no ir mas lejos y parecer algo fatalista.
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